
"Parar", que estrictamente hablando debiera ser pararse, es el primer mandamiento de un perito valiente, porque es éste quien debe estar con los pies “clavados en la arena” cuando se pone delante de jueces, fiscales y abogados respondiendo a sus preguntas.
En el verbo "templar" se condensa el acoplamiento al ritmo y a la fuerza con que es embestido sobre los aspectos más conflictivos del informe; acoplamiento que se manifiesta en una forma de responder a las preguntas que pasa tersa, suave, serena, como marcando los movimientos de una partitura profunda y alegre a la vez, sin que eventuales puyas logren ni siquiera incomodarle.
"Mandar" es dominar el tema sobre el que se ha dictaminado, estar por encima de su complejidad, de su dificultad, no ser víctima del engaño de otros peritos, entender su comportamiento, casi psicoanalizarlo para comprenderlo y, a veces, hasta ayudar al juez para que acepte el dictamen como cierto.
Y que Dios reparta suerte...
Recreación de CLASE INAUGURAL DE LA CÁTEDRA LIBRE DE TAUROMAQUIA “DR. HERMÁN BRICEÑO FERRIGNI” (Hernán López Añez) (pag. 10-11)
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Entrada actualizada en www.economiaforense.es
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